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Sin inglés, sin miedo; Todo éxito

by | Abr 25, 2025 | Historias más recientes sobre las JEFAS

Leidy Cristancho en panaderia Colombiana

Leidy Cristancho, propietaria de Delicias del Pan, panadería Colombiana Fotos de Susi Franco / JEFAS Magazine

Por Karlha Velásquez

Amasar y hornear pan es un arte que requiere paciencia, habilidad y tiempo para dominarlo, según Leidy Cristancho. Cristancho, una empresaria colombiana, incursionó recientemente en el negocio de la panadería junto a su esposo, Luis Moreno Peña, con Delicias del Pan, en Council Bluffs, Iowa.

En 2019, la pareja y sus hijos dejaron Bogotá y se mudaron a California para construir una nueva vida. Dos años más tarde, empacaron sus pertenencias y manejaron hasta Iowa, donde los esperaban conexiones familiares y una comunidad colombiana que los apoyaba. Como muchos inmigrantes con conocimientos limitados o nulos de inglés, aceptaron cualquier trabajo disponible. Moreno Peña trabajaba largas horas como cocinera en una cadena de hamburguesas y Cristancho pasaba sus días abasteciendo los estantes de un supermercado.

Los largos turnos tuvieron un alto precio: agotamiento físico, estrés mental y tensión en su matrimonio. Al final llegaron a un punto de quiebre. Algo tenía que cambiar.

Cuando se enfrentó a las exigencias de una agotadora jornada laboral de 14 horas, Cristancho supo que era hora de explorar opciones. “Estoy cansada y harta. Dime qué quieres hacer y yo me encargaré del resto”, le dijo a su marido, con los pies hinchados y doloridos por las interminables horas en el suelo del supermercado. Sabía que Moreno Peña, que provenía de una familia de panaderos en Colombia, también estaba ansioso por el cambio. Tenía el talento pero no el tiempo.

Inauguración de una panadería colombiana en Council Bluffs

A pesar de no saber nada sobre masa o cómo mezclar mantequilla y huevos, Cristancho entró en el Mercado Latino en Council Bluffs, listo para vender buñuelos y pan colombiano.

“Fue duro. Necesitábamos permisos para todo. Don Saúl del mercado tuvo la amabilidad de dejarnos vender allí, pero al principio nadie quería probar nuestro pan”, recuerda Cristancho. “Comenzó a ofrecer descuentos y fue entonces cuando la gente empezó a mostrar interés”.

Competir contra panaderías bien establecidas no ha sido fácil. “Visitamos otras panaderías hispanas, como La Internacional, para entender sus sabores. Pero su pan no es como el pan colombiano. La gente está muy apegada a sus tradiciones y a veces no quiere probar cosas nuevas”, explica.

Cuando vieron un próximo evento en las redes sociales, aprovecharon la oportunidad. A Cristancho se le ocurrió una idea para hacer que sus productos fueran más accesibles: cajas seleccionadas llenas de una variedad de productos horneados. Vendieron más de 60 cajas y ganaron 1.500 dólares en tan solo unas horas. Fue la primera vez que probaron el éxito y quedaron enganchados.

Aprendiendo los entresijos de administrar una panadería

Más allá de aprender inglés, Cristancho, la fuerza creativa detrás Delicias del Pan, enfrentó la dura realidad de pérdidas masivas tanto en productos como en dinero. Como sabe cualquier emprendedor, los primeros años de una empresa suelen ser los más difíciles.

Decidida a tener éxito, Cristancho buscó ayuda del Programa de Mujeres Emprendedoras de La Fuente. Allí, recibió un curso intensivo sobre todo lo necesario para administrar un negocio: elaboración de un plan de negocios, administración de finanzas, contabilidad, marketing, impuestos, permisos y más.

A través del programa, encontraron una cocina comercial compartida en el Hoff Family Arts & Culture Center en Council Bluffs, donde Cristancho se arremanga, manipula la masa, maneja los hornos y aprende el arte de la paciencia, le guste o no.

Puede que Moreno Peña sea el panadero, pero Cristancho es el jefe. Ella gestiona operaciones, construye relaciones y crea oportunidades para mantener su negocio próspero. “Yo soy la que resuelve los chicharrones [problemas]”, dice entre risas, tomando prestada una expresión colombiana.

El impacto de una panadería colombiana en Iowa

Hoy Cristancho disfruta de su trabajo. Al tener más tiempo para ella y su familia, se siente orgullosa de su papel. Si antes consideraba que la repostería era el sueño de su marido, ahora ella es el corazón del negocio.

Sus días ya no se definen por turnos agotadores trabajando para otra persona, sino por la elaboración de pasteles que cuentan una historia: croissants que susurran a Colombia, pasteles que unen continentes, cada creación cuidadosamente adaptada a los gustos cambiantes de su comunidad.

Su misión va más allá del pan. Están haciendo espacio para las delicias al estilo sudamericano, delicias horneadas que son un poco más sabrosas con un toque de dulzura. Utilizan ingredientes de alta calidad, evitan atajos y su objetivo es llevar los sabores de su tierra natal a su comunidad.

El viaje de Cristancho va más allá de ser una jefa para su familia y su negocio en crecimiento. Ella encarna el ingenio de los inmigrantes que encuentran oportunidades en medio de la lucha y se unen para prosperar.

¿Su objetivo? Para conquistar el paladar y el corazón de quien muerde una de sus creaciones en Delicias del Pan. Si su historia hasta ahora sirve de indicación, va por buen camino.

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