Una terapeuta bilingüe convierte el trauma en triunfo en su práctica

Antonia Valadez, terapeuta bilingüe. Foto por Jennifer Marquez, JEFAS Magazine.
Por Christina Fernández-Morrow, JEFAS Magazine
Antonia Valadez pasó años observando con atención a quienes la rodeaban; al principio como mecanismo de supervivencia en un matrimonio abusivo, y ahora como una de las pocas terapeutas bilingües y biculturales en el área metropolitana de Des Moines. Su experiencia personal con el trauma se ha convertido en la base de su enfoque terapéutico, demostrando que nuestras heridas más profundas a menudo pueden guiarnos hacia nuestras mayores fortalezas.
Desde muy pequeña, Valadez desarrolló la habilidad de leer el ambiente. Como hija única y rodeada principalmente de adultos, aprendió a observar con detenimiento. “Era fundamental conocer el estado de ánimo de las personas a mi alrededor para saber cómo actuar”, recuerda. “Si entiendes cómo funciona la gente, sabes cómo y cuándo acercarte”. No sorprende que haya elegido estudiar psicología: “Siempre he sido muy curiosa. Me interesa profundamente entender a las personas”, comenta sobre su camino hacia el trabajo social.
Aunque disfrutaba su labor, Valadez pronto comprendió que su trabajo no le ofrecería el sustento económico ni el tiempo necesario para criar a su familia. También sabía que necesitaba más preparación académica si quería dejar atrás un matrimonio peligroso. Esa claridad la impulsó a volver a la universidad, decidida a construir un futuro más seguro para ella y sus hijos.
La necesidad de atención de salud mental bilingüe
Eligió una maestría en terapia de salud mental al darse cuenta de la gran escasez de terapeutas bilingües en Des Moines. A pesar de que los latinos representan casi el 16 % de la población local, enfrentan múltiples barreras para acceder a servicios de salud mental: diferencias culturales, estigmas, limitaciones económicas y falta de proveedores que hablen español.
Le tomó varios años completar sus estudios, mientras trabajaba en distintos empleos, cuidaba de su padre y planificaba cómo escapar de una relación violenta. “Salir de una situación así es muy difícil. Desde fuera es fácil decir ‘solo vete’, pero hay muchos factores en juego”, explica. Se enfrentó a preguntas complejas: ¿A dónde ir? ¿Puedo llevar a mi hijo adolescente a un refugio? ¿Estaré más segura en otro tipo de vivienda? ¿Qué pasará con mi padre anciano si me voy?
Estas dudas la acompañaron durante años, hasta que reunió el valor y los recursos para solicitar el divorcio. Fue un proceso largo, lleno de noches de insomnio y sacrificios. Aprendió que nadie puede apresurar un proceso de sanación o decisión tan personal. “Tiene que ser cuando una está lista”, afirma con convicción.
Ahora, estas lecciones le permiten acompañar a sus pacientes desde un lugar de empatía genuina en su consulta Antonia Valadez, LLC, ubicada en Urbandale, Iowa. “No se trata de decirle a alguien cómo vivir su vida. Les pregunto: ‘¿Cómo podemos hacer esto juntos, en colaboración?’”.
Con sus pacientes latinos, se enfoca en resaltar sus fortalezas. “En nuestra cultura, muchas veces nos enfocamos en lo que nos falta. Yo ayudo a las personas a reconocer sus capacidades y a crear relaciones en las que se sientan comprendidas, no juzgadas”, afirma.

Antonia Valadez, bilingual therapist. Photo by Jennifer Marquez, JEFAS Magazine.
Sanar el trauma y romper ciclos
Valadez se especializa en trauma, entendiendo que no solo se origina en hechos violentos, sino también en palabras, acciones, omisiones y manipulación emocional. Una y otra vez observa cómo el trauma se transmite de generación en generación. “Es una espada de doble filo cuando tus padres no tenían las herramientas para ayudarte porque también estaban traumatizados, y la salud mental nunca fue una prioridad”, reflexiona.
Explica que muchas personas repiten patrones porque no conocen otra forma de responder a sus emociones: gritan, golpean o generan caos porque eso fue lo que aprendieron. Sin embargo, ella ve posibilidad donde otros ven resignación. “Estoy convencida de que si tuvieran otras herramientas, las usarían”. Es ahí donde interviene: enseñando técnicas para enfrentar el estrés y los desencadenantes de forma saludable.
Empoderar a través de la comunidad y la atención integral
Formada en EMDR y Brainspotting, Valadez combina estas terapias somáticas con terapia cognitivo-conductual. “Tengo las herramientas para atender a una amplia variedad de pacientes, incluyendo personas BIPOC y LGBTQ+. Mi objetivo es ofrecer atención de salud mental con enfoque cultural, informada por el trauma, y centrada en el bienestar integral de cada paciente”.
Con su perra de terapia, Petunia, descansando a sus pies mientras gestiona el papeleo y la facturación, la imagen de su presente contrasta fuertemente con la vida de incertidumbre que dejó atrás. Hoy, Valadez encarna la transición de sobreviviente a sanadora. Les ha mostrado a sus hijos que incluso en medio de la oscuridad es posible tomar decisiones más saludables. Y ahora, extiende esa enseñanza a sus pacientes, ayudándoles a transformar su dolor en resiliencia.